Gracias a metamike he podido disfrutar de una acción comunicativa muy original, aunque éticamente seguro que a más de uno le plantea serias dudas (o, mejor dicho, deontológicamente).
Se trata de un abogado matrimonialista que decidió entregar su tarjeta de visita de una forma muy curiosa. Creo que es fundamental en este momento describir la tarjeta. Podríamos decir que tiene el tamaño stándar de una fotografía de carrete o de una postal. Por una de sus caras aparece una joven semidesnuda, mientras que en la otra contiene sus datos de contacto.
Ahora toca describir la forma de entregarla. Este abogado acordó con una casa de revelado que incluiría una o varias de sus tarjetas entre las fotografías que revelara, para entregárselas así a sus clientes. De esta forma, cuando echaban un vistazo a sus fotos, encontraban la imagen de la modelo semidesnuda.
Puede parecer una acción irónicamente divertida pero estoy segurísima que a un alto porcentaje de aquellos (o mejor dicho aquellas) que recogían las fotos se les disparó los sensores y aunque sea durante unos segundos llegaron a plantearse una posible situación de infidelidad.
Aquí va la imagen de todo lo que os he contado.
