¿Cuántas ofertas de trabajo podemos ver cada día en las que piden personas con perfil comercial? Bastantes, y es que en país en el que predomina el sector servicios en el aspecto laboral y con una economía como la actual, abundan los comerciales, procedentes de múltiples sectores.
Desde el campo de la formación y las editoriales, que dependen de las elecciones que hagan los profesores con sus libros, hasta los sectores de automoción, seguros o inmobiliaria, que cada vez más son artículos indispensables (aunque no sean de primera necesidad), la figura del comercial se convierte casi en una de las figuras centrales de una empresa pues la rentabilidad de una empresa depende en parte de las ventas que consiga.
Más allá del vehículo propio (uno de los requisitos a tener en cuenta) y de la formación y conocimiento específico sobre el producto que va a vender, un buen comercial ha de poseer una capacidad de convicción y un don de gentes que le facilite su labor. Unas cualidades innatas de las que no todo el mundo puede presumir.