Aunque consideramos que el marketing de guerrilla son esas acciones que dejan a todo el mundo boquiabierto y que logran hacerse un hueco en un determinado lugar de una gran ciudad para luego dar que hablar a los que las vivieron y a los que se las contaron durante días, en realidad la idea principal del marketing de guerrilla, es precisamente lo que su nombre indica, ganar en el terreno local, como hacen las guerrillas, y no importa cuan grande sea una marca.
El marketing de guerrilla nace como una revolución de lo local, de lo cercano de lo propio, y pese a que el término se utiliza ya para casi todo lo que tenga que ver con estrategias de calle, confundiéndose en muchos casos con el conocido como street marketing, en realidad nos encontramos con que la guerrilla va de todo lo contrario. Aquí no se trata de ser los líderes globales en un campo, aquí no se trata del que más tiendas tiene en todo el territorio, aquí se trata de buscar la creatividad para sorprender y liderar en un terreno muy concreto. Así una buena campaña de marketing de guerrilla puede ser por ejemplo la de una empresa de pizzas que logra mostrar a la audiencia cómo su empresa es la más rápida, pese a que Telepizza o Pizza móvil sean mucho más conocidas.
La idea es buscar la forma más ocurrente para demostrar en un territorio muy concreto, que puede ser una calle de una ciudad, que somos los líderes por algo. Que la gente lo vea y al mismo tiempo que lo disfruten haciéndoles partícipes de la campaña. Parece fácil, pero no lo es. Y menos aún si tenemos en cuenta que el concepto de marketing de guerrilla se ha extendido cambiado, impidiendo que muchas empresas locales, a las que la guerrilla les podría venir de perlas, ven imposible destacar en ello.
Imagen: dimnikolov