Me gustan las cosas simples. Pero no es ya que me gusten por preferencias personales, si no porque en publicidad éstas funcionan de verdad. No hay nada mejor como un concepto sencillo, contado como nunca nadie lo ha hecho para darle al producto el impulso que necesita.
En este caso, si hablamos de fruta, y de simplemente fruta, ¿por qué añadir elementos que confundan al lector? Ponemos la fruta y basta. Más que suficiente, claro que con una gráfica y un copy que lo hacen aprecer una obra de arte publicitaria.