Tiger Woods, ¿volverá la máquina de hacer dinero?

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Hasta ahora Tiger Woods era una gran estrella, un ídolo, un personaje admirado por muchos, por diversas razones: porque era el dominador absoluto de un deporte popular, porque ganaba muchísimo dinero, porque era joven y atractivo,… Pero ahora ha sumado una razón más para ser admirado: mantiene relaciones sexuales con una amplia gama de mujeres atractivas. Quizás al público femenino esto no le parezca algo positivo, pero George Clooney lleva toda su vida manteniendo esa postura vital y, a pesar de su edad, sigue gozando de la simpatía de hombres, mujeres y, sobre todo, de los anunciantes.

El que Tiger hubiese formado una familia convencional, aparentemente feliz, no era la razón por la que alcanzó la fama y por la que le llovían los contratos publicitarios y el dinero. Bien es cierto que eso puede ser más importante que los triunfos, el dinero y la popularidad, pero es algo que cualquiera puede conseguir.

Su gran error fue el casarse, a sabiendas de que no sería feliz estando con una sola mujer, cuando podía estar con cientos de mujeres diferentes. Visto lo visto, da la impresión de que se casó, sucumbiendo a las presiones de los que estaban interesados en alimentar su imagen de “hombre perfecto”. Pero han puesto en peligro su carrera como incono publicitario y generador de millonarios ingresos.

Afortunadamente para todos los implicados, ahora parece que la sufrida esposa, Eli Nordegren, está dispuesta a perdonar a su infiel marido. Otro gran logro para Tiger Woods: engaña a su mujer con decenas de amantes y consigue que le perdone. Esto si que es algo que no está al alcance de cualquiera. Si ha conseguido que la principal afectada por el caso le perdone, es seguro que los consumidores olvidarán pronto este pequeño incidente, que se ha resuelto con el triunfo del gran campeón.

Todo esto no es más grave que lo que le pasó a Hugh Grant, a Eddie Murphy, a Bill Clinton, a Rober Downey Jr. o a  Silvio Berlusconi. Todos ellos se recuperaron brillantemente del “pequeño bache” que sufrieron a raíz de esos escándalos y hoy gozan de una notoriedad, incluso mayor de la que tenían cuando eran considerados “decentes”.