Está a punto de comenzar el gran acontecimiento deportivo del año y las empresas tratan de aprovechar su tirón mediático, para obtener un importante impacto publicitario. Resulta casi siempre rentable asociar una marca a un gran evento como es el mundial de fútbol, pero existen varias formas diferentes de hacerlo.
En primer lugar, la marca puede ser patrocinador oficial de mundial, privilegio que concede FIFA, previo pago, y está limitado a un reducido número de marcas. Además se puede ser patrocinador oficial de una selección nacional, también previo pago a la correspondiente federación, como sucede en España con la RFEF.
Esto conlleva una serie de duplicidades, al ser patrocinadores productos diferentes que compiten entre sí. En el caso de España tenemos combinaciones de marcas como Budweisser-Cruzcampo, Chevrolet-Hyundai o Cepsa-Castrol. El consumidor medio difícilmente entiende, que en unos casos se trata de patrocinadores del mundial y en otros de la selección nacional.
Por si esto fuera poco, también hay marcas que deciden mezclar 3 conceptos: Fútbol+África+Marca X. De esta forma, sin necesidad de pagar por un patrocinio oficial, se logra que los consumidores también identifiquen la marca elegida con el mundial de fútbol de Sudáfrica.
No se trata de pequeñas marcas, que utilicen una estrategia de dudosa legalidad. Lo hacen empresas como Pepsi o páginas amarillas, que con toda naturalidad, se erigen en patrocinadores virtuales del mundial o de la selección española.
