La verdad es que cada vez que me encuentro con un anuncio machista pongo el grito en el cielo. He de reconocer que me sale la vena más igualitaria, y solo de pensar que podemos volver a tiempos de antaño se me pone la piel de gallina. Pero como cuando las cosas mejoran enseguida nos olvidamos de que los tiempos pasados fueron peores, hoy queremos hablar precisamente de aquella publicidad de antaño, de la que hoy copiamos su estilo y lo llamamos retro, pero de la que espero ni se te ocurra tomar el mensaje, porque por aquel entonces, ser machista era natural.
La publicidad machista de décadas pasadas y su naturalidad
Para empezar, los anuncios en la mayoría de los casos, aunque fueran un producto para mujeres se le vendían al hombre. Era él quien tenía el dinero, y era él quien se lo regalaba a ella. Ten en cuenta que por aquel entonces, nosotras o teníamos ni siquiera la posbilidad de tener una cuenta propia en un banco, sino que necesitábamos de un hombre que la gestionase.
Por supuesto, la mujer, a sus labores. Y aunque eran pocas las que trabajaban, las que lo hacían con el permiso de su marido tenían claro que lo importante es que ella cuidase de él. Es decir, la prioridad uno era su marido, de ahí la idea de que cocinar para él fuese un gran logro y que se pusiese como fin último que el marido le regalase cosas para hacer la labor más fácil, pero sin olvidar que ella estaba a sus órdenes.
Como olvidarnos de que éramos inferiores. ¡Ni dudarlo por aquel entonces! Prueba de ello es por ejemplo esta campaña que en EE.UU fue capaz de demostrarnos que nosotras no teníamos fuerza pero que podríamos abrir solas una botella de ketchup.
Hemos cambiado mucho. Es verdad. Pero cabe recordar que todas estas ideas no son de hace cientos de años, sino de apenas de decenas, así que habrá que aprender la lección y evitar en todo lo posible el machismo publicitario, a riesgo sino de parecer tan ridículo como estos anunciantes.
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