Las campañas de marketing que publicitan productos de gran consumo en España son un ejemplo del avance y del alcance de la multiculturalidad en este país.
Desde los alimentos que hace algunos años se hubieran considerado exóticos, a la imagen de actores de otras razas que aparecen en los spots; la publicidad es un espejo de la imagen de España como una nación de acogida.
Hace muchos años, Cola Cao consiguió hacerse notar con una campaña de marketing que incluía una tonadilla cantada por ‘un negrito del África tropical’, que luego recantaría en los noventa el jugador del Real Madrid Roberto Carlos.
Aquello sí que era éxotico, raro, y, por lo novedoso, fácil de recordar en la memoria de los consumidores de ayer.
Hoy, la pubilicidad nos recuerda las cremas de belleza para el cuidado de pieles más tostadas o la presencia de niños orientales que también toman Cola Cao. Son los niños de la emigración comercial china, pero también los hijos adoptados en aquel país y en los de la antigua Federación Rusa.
Kinder, la marca de chocolates para niños ha dejado a un lado a los niños rubios de sus primeros anuncios de televisión, el ideal infantil para gentes del sur, y apuesta también por chavales de tez oscura para sus spots.
El Corte Inglés comienza el curso escolar con vallas publicitarias en las que ya aparecen niños de otras etnias en el cuadro de fotografías de una clase ideal y las marcas de sopa hierven pucheros también en hogares multiculturales en las que las parejas mixtas de jóvenes se turnan para hacer, aparentemente la comida dominical, con condimentos y olores de todo el mundo.
Las campañas de marketing se han vuelto multiculturales. Y hace cierto el aforismo de que la publicidad es un reflejo de lo que somos.