Miedo a un mundo sin marcas

Son muchas las campañas publicitarias que en estos últimos meses, incluso podríamos hablar ya de años, surgen con el firme objetivo de defender el consumo de productos con marca de fabricante.

Esta dura crisis económica que llevamos arrastrando desde hace ya tanto tiempo ha «obligado» a una parte importante del consumidor a la búsqueda de un carro de la compra más lleno por menos dinero. Esto, lógicamente, nos ha llevado a sustituir determinadas marcas por su homólogo en la marca blanca de la gran superficie en cuestión.Esto es una realidad que se afianza con el paso de los meses al no remitir la crisis y que está provocando, lógicamente, grandes pérdidas en determinados fabricantes.

08La última acción publicitaria en este sentido la he conocido hoy a través de Medios y Marketing, en donde nos comunican la campaña lanzada por Antena 3 (que también se verá en otras del grupo como Neox, Nova, Nitro y, en radio, Onda Cero). El objetivo es sensibilizar al consumidor potencial y tratar de dirigir su compra hacia las marcas de fabricante  basándoe en su garantía, su confianza o su variedad.

 

El problema, en mi opinión, radica en que la marca del distribudior ha sabido adaptarse mejor que la del fabricante a estos nuevos tiempos, y han logrado mejorar mucho en todos aquellos aspectos que son importantes para el consumidor, como son la garantia, la confianza o la variedad. Y, además, a un precio más asequible.

En definitiva, creo que han demostrado una preocupación por el comprador que las ha llevado a trabajar duro para lograr competir con la marca del fabricante. Porque no nos engañemos, marcas blancas también hay muchas, y aquella que no te gusta no provoca la repetición del consumo. El caso es que se han logrado marcas blancas que satisfacen en todos los sentidos.

Mientras estas marcas de distribuidor veían la oportunidad de enamorar al público, la marca de fabricante se ha cerrado en banda en convencer de los «estupendísimas» que son en lugar de adaptarse a las necesidades del consumidor, haciendo con ello todo menos demostrarle así cuan importante son para ella.

Siempre se ha dicho aquello de «el que compra manda«, por lo que escuchar al que compra es igual a triunfar e ignorarlo para imponerle nuestras creencias da paso a la derrota. Tal vez esta táctica funcionara en años de bonanza, pero es en las situaciones malas cuando realmente se conoce al que tienes al lado, ya sea una persona, un producto, una marca o una empresa.

Dicho todo esto, sólo queda preguntarse, ¿cuándo remita la crisis volveremos a las marcas de fabricante o seguiremos apostando por la marca de distribuidor? ¿El futuro es un mundo sin marcas?