No es la primera vez que el mundo de la publicidad se rinde ante el fenómeno de la religión, y no precisamente para publicitar a la Iglesia. Si no todo lo contrario, para provocar y para hacerlo de una manera directa consiguiendo que los medios se hagan eco de ello, porque a veces vale eso de «más vale que hablen mal de ti, que que no hablen». Y así hoy vamos a hacer algunas reflexiones acerca del uso de la religión como fuente de polémica en la publicidad.
En realidad, este tipo de publicidad se hace de tal manera que consigue llegar a la prensa, consigue que se hable de ella, consigue que el mundo se rinda a sus pies, aunque solamente sea a través de la crítica, y así se pasa de tener un simple efecto en un consumidor que puede ver el anuncio en una revista, al hecho de que todo el mundo esté hablando del tema.
Yo la verdad es que creo que depende de en qué casos este tipo de publicidad está más que justificado. Y aunque creo que la publicidad no debe ponerse límites, y que la creatividad debe fluir, hay que medir las consecuencias «morales» que se pueden desatar antes de lanzarse a la piscina.