La verdad es que no me canso de corregirlo. Y la gente sigue queriendo hacer daño al confundir ambos términos. Y es que cuando llegas a la Facultad de Comunicación, un neopublicista también lo hace. Es más, creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos dicho «Cuánta propaganda echan en la tele«. Pero el pasado pasado está, y es hora de que la profesión tenga un contexto social más amplio y que el mundo se entere de lo que hace un publicista, que es algo bien distinto que hacer propaganda.
Y no es la primera vez que en nuestro blog de publicidad hemos hablado del tema; es más, en algún artículo anterior les he recordado que publicidad vs propaganda es uno de los errores más habituales del lenguaje común y que a alguien que sabe del tema le duele tanto oírlo como a un pobre bancario que lo confundan con un banquero; o a un RR.PP con un relacionista público. Y de ese último término prometo hablarles en breve, que también trae cola.
Entonces ¿en qué quedamos? ¿Quién es quién? Pues muy simple. ¿Les venden un producto o servicio? Pues les están vendiendo publicidad. ¿Les venden ideas? Les están vendiendo propaganda. O sea, que salvo una campaña de tráfico que pretenda fomentar un uso responsable del coche, las campañas elecotrales que pretendan convencerles de su voto, o un anuncio de la Iglesia que quiere que vayan a misa, la televisión no pone PROPAGANDA. ¿Ahora sí ha quedado claro? A ver cuántas veces más se equivocan…