De nuevo nos encontramos con una campaña cuya finalidad es tratar de reducir el número de accidentes de tráfico y, por tanto, de muertes en la carretera producidos por conductores ebrios.
En esta ocasión un elemento típico y reconocible relacionado con la bebida se convierte al mismo tiempo en el vehículo siniestrado. El resultado final es una imagen increíblemente sencilla pero que transmite a la perfección cuál es el resultado de la fusión entre beber y conducir.
Como en otras campañas que hemos comentado anteriormente, podemos hablar de ausencia de sangre, de llanto, de cuerpos inhertes… ¿Será lo suficientemente impactante como para influir en un comportamiento que, aunque irresponsable, es bastante habitual?
Visto gracias a Frederik Samuel