No vamos a permitir que se termine el año 2012 en nuestro blog sin poner en claro ciertos aspectos del mundo de la publicidad y del marketing. Y si en otras ocasiones me he empeñado en marcar la diferencia entre publicidad y propaganda, la cual es muy importante, hoy nos vamos a ir a otro mundillo, en el que se produce exactamente la misma dinámica. Y la confusión de términos créanme que no es normal, aunque su uso cotidiano nos lo haya parecido.
¿Qué es una marca blanca?. Y les hago la pregunta de forma directa. No se apresuren en responder, porque ya saben que las respuestas apresuradas casi siempre son equivocadas. Y ahora verán porque lo digo.
Seguramente los que nos leen estarán pensando que la respuesta es sencilla. La marca blanca es la que se encuentran en el supermercado, y que por lo general lleva el nombre de la cadena concreta, pues Carrefour, Eroski, Dia,… y que nos ofrece unas características similares al de productos de primeras marcas publicitadas pero con un coste hasta un 50% más barato. ¡Ala, se han equivocado!
Entonces ¿qué es una marca blanca? La definición anterior se refiere a la marca de distribuidor, es decir que lo que ustedes conocen como marca blanca no lo es. Y ahora vamos a ver entonces qué es una marca blanca para salir de todo este embrollo. Pues bien, una marca blanca es aquella que no tiene ningún tipo de etiquetas, precisamente por eso adquiere el nombre de blanca. Las únicas etiquetas que lleva son las que obliga la ley, es decir, las relacionadas con los ingredientes y el tipo de producto del que se trata.
Y ahora ¿qué me dicen? ¿Empezamos el 2013 llamando a cada cosa en marketing por su nombre?